Una persona cuyo bienestar dependa en gran medida de la necesidad de aceptación de los demás está condenada a los sufrimientos producto de los egoísmos, fluctuaciones emocionales y contradicciones ajenas. Quien considera que su felicidad gira solamente alrededor de su pareja, o centra sus mayores esfuerzos en encontrarla, transita por un camino lleno de vicisitudes, incertidumbres y de probables zozobras porque al permitir que su felicidad dependa de terceros está relegando a un segundo plano la cuota de amor que se debe a sí misma y se convierte en víctima potencial del miedo a la soledad. Este miedo, inconsciente o manifiesto, es lo que lleva directo a cuestionar qué tanto valora una persona la propia presencia o cuánta disposición tiene para ser una buena compañía para sí misma. Se dice que la soledad no es buena consejera, pero ciertos actos erróneos o desatinados que se cometen en nombre de la soledad no son culpa de ella sino de la peligrosa carencia de amor propio.
El primer objetivo de este libro es presentar una visión
constructiva de la soledad, enfocada específicamente desde la vida en pareja y
muy particularmente desde la carencia de ella, y aunque por momentos la balanza
parece estar inclinada en favor de las ventajas de estar solo, no se pierde de
vista que tanto la soledad como la compañía tienen ventajas y desventajas
dependiendo de las verdaderas y ocultas razones que desde adentro nos mueven
como individuos. Yo, particularmente, no intento contradecir las bondades de
una sana y equilibrada vida de pareja cuando se logra y no tengo intenciones de
redactar un elocuente libro lleno de recomendaciones acerca de cómo convertirse
en un ermitaño feliz, pero sí quiero hacer énfasis en que la soledad no es ese
monstruo tormentoso y cruel a quien muchos temen y creo firmemente que hay
bastantes seres humanos por ahí con actitudes equivocadas, con el rumbo perdido
y sufriendo sin necesidad a causa de convicciones ridículas pasadas de moda que
hacen incluso cuestionar el grado de inteligencia del ser humano.
El objetivo de fondo de este libro es recordar que, aunque
somos una especie en continua evolución, seguimos siendo acechados por el
fantasma de la evolución asincrónica. Este fantasma se refiere al riesgo no
dimensionado con suficiencia que existe en el hecho de que nuestras mentes y
emociones no estén progresando en forma sincronizada. Nuestra mente ha
evolucionado hasta niveles sorprendentes, pero los progresos de orden emocional
son muy desmoralizadores, sobre todo cuando determinan la destinación de los
progresos de la mente, explicando por qué un invento con fines humanitarios se
termina usando con fines bélicos. Las relaciones de pareja son un claro ejemplo
de lo caóticos y contradictorios que suelen ser nuestros comportamientos y
actitudes a la hora de relacionarnos y son un indicativo del desastre que se
puede vaticinar para relaciones con interacción entre un mayor número de
integrantes. Y aunque hago un enfoque desde la vida de pareja, considero
necesario que se hagan enfoques análogos desde todas las formas de manifestar
el amor para poder generalizar el mensaje. La forma de canalizar y manifestar
los deseos también debe evolucionar y estar a la altura de la evolución de la
mente porque no es comprensible que todavía estemos amarrados a sufrimientos,
apegos, egoísmos profundos y deseos incontrolables que paradójicamente revelan
una gran ignorancia y que desafortunadamente se traducen en un enorme retraso
para nuestro potencial como especie con la posibilidad incluso de colapsar y
desaparecer.